El anime y el manga japoneses están expandiéndose rápidamente tanto a nivel nacional como internacional. El tamaño del mercado de esta industria alcanza casi los 3 billones de yenes y continúa creciendo gracias a la creciente demanda global. Sin embargo, detrás de este éxito hay preocupaciones importantes que han sido denunciadas durante más de una década, como los bajos salarios y las largas jornadas laborales de los creadores. Además, algunos críticos han señalado que las grandes plataformas de distribución extranjeras están “comprando barato” el contenido, lo que podría afectar el crecimiento sostenible de la industria.
¿Se convertirá el anime y el manga en una industria central para Japón?
Algunos expertos ven en el anime una fuente potencial de poder blando para Japón, equiparable al poder económico que ha generado la industria automotriz. En 2022, el mercado del anime alcanzó un tamaño comparable al de sectores clave como los semiconductores y el acero. Expertos, como el sociólogo del entretenimiento Atsuo Nakayama, estiman que el anime podría llegar a los 5 billones de yenes en el futuro. Sin embargo, debido a la falta de recursos y la gestión rígida en otras industrias, algunos cuestionan si el anime realmente podrá asumir un papel central en la economía japonesa.
El contenido cultural japonés no solo genera ingresos, sino que también difunde valores y cosmovisiones a nivel global. Esto fomenta una mayor comprensión y respeto hacia Japón como nación. Esta capacidad de “poder blando” resulta fundamental para las relaciones internacionales, en contraste con el “poder duro” asociado a la fuerza económica y militar.
Impacto de plataformas como Netflix en el crecimiento del anime
El éxito global del anime se ha visto impulsado, en gran parte, por plataformas de distribución como Netflix. Desde que en la década de 2010 introdujeron el modelo de tarifa plana, el mercado global del anime ha crecido exponencialmente. La llegada de Netflix a Japón en 2015 cambió la dinámica de la industria, y las ventas internacionales casi se triplicaron desde entonces, gracias a las tarifas de derechos de distribución pagadas por grandes plataformas extranjeras. Esta expansión redujo el desfase entre la emisión nacional y la distribución internacional, lo que aumentó la exposición global del anime japonés.
La competencia entre plataformas de distribución llevó a la adquisición de obras originales de estudios de animación reconocidos y a colaboraciones directas con creadores. Esto ha permitido a los estudios cubrir gran parte de los altos costos de producción y ha facilitado el acceso a los mercados extranjeros, impulsando el crecimiento de la industria.
Una burbuja que podría desinflarse rápidamente
A pesar del auge, la burbuja actual de la industria del anime parece estar comenzando a desinflarse. Uno de los factores clave es que las obras originales distribuidas por plataformas como Netflix no han logrado buenos resultados en términos de horas de visualización. Aunque las series retransmitidas por televisión siguen siendo muy populares y esenciales para los servicios de streaming, surge una preocupación sobre si los altos precios de adquisición de contenido por parte de capital extranjero pueden mantenerse a largo plazo.
La oferta de nuevos títulos de anime es abrumadora, con alrededor de 200 nuevos títulos lanzados anualmente. Sin embargo, algunos expertos señalan que los costos de producción de muchas de estas obras originales ya son elevados, y que los altos precios actuales pueden no ser sostenibles a medida que la burbuja de distribución internacional comienza a estabilizarse.
El desafío para el futuro del anime y el manga japoneses
El futuro del anime como una industria clave para Japón sigue siendo incierto. Si bien ha demostrado ser una fuente significativa de ingresos y poder blando, los desafíos internos, como las condiciones laborales precarias, y las fluctuaciones en la demanda global podrían afectar el crecimiento a largo plazo. Las grandes plataformas de distribución, aunque han impulsado la expansión del anime a nivel internacional, también presentan el riesgo de reducir el valor del contenido japonés si la competencia por la exclusividad disminuye o si los altos costos de producción no se justifican por los resultados en visualizaciones.
Conclusión: Un futuro en equilibrio
El anime y el manga japoneses han conquistado audiencias globales, pero también enfrentan retos importantes que deben ser abordados para asegurar su crecimiento continuo. La competencia en el mercado de distribución y las preocupaciones sobre la sostenibilidad de los altos costos de producción podrían desinflar la burbuja de la expansión actual. Japón deberá equilibrar el potencial económico de su industria de contenidos con las reformas laborales y la sostenibilidad a largo plazo para asegurar que el anime siga siendo una de sus principales exportaciones culturales.